17/6/09

Hable con su hijo antes de que sea tarde
Hablar con un chico o una chica sobre las poluciones nocturnas o sobre la menstruación cuando ya han tenido esas experiencias es llegar demasiado tarde. Responda a las primeras preguntas que le formule su hijo sobre el cuerpo, como las diferencias entre chicos y chicas o de dónde vienen los niños. Pero no le sature con excesiva información -limítese a responder a sus preguntas.
Usted conoce a su hijo. Cuando vea que empieza a contar chistes sobre sexo o que se preocupa más por su aspecto físico, será un buen momento para hacerle preguntas, como:
¿Has notado algún cambio en tu cuerpo?
¿Has tenidos sentimientos y/o sensaciones extrañas?
¿A veces te pones triste sin saber por qué?
La revisión médica anual puede ser una gran oportunidad para sacar a colación estos temas. El pediatra puede explicarles, a su hijo preadolescente y a usted, qué cambios pueden esperar en los próximos años. Puede utilizar esa visita médica como punto de partida para mantener una conversación cara a cara con su hijo. Cuanto más retrase esa conversación, más probabilidades habrá de que su hijo se forme ideas equivocadas, y sienta vergüenza o temor ante los cambios corporales y emocionales que irá experimentando.
Además, cuanto antes empiece a hablar abiertamente sobre estos temas, más probabilidades tendrá de mantener abiertos los canales de comunicación durante toda la adolescencia. Déle a su hijo libros sobre la pubertad escritos para chicos que están atravesando esta etapa. Comparta con su hijo los recuerdos de su propia adolescencia. Para tranquilizar a un chico, no hay nada como saber que mamá o papá también han pasado por eso.
Póngase en el lugar de su hijo
Practique la empatía con su hijo. Ayúdele a entender que es completamente normal que esté un poco preocupado o que experimente un grado de timidez hasta ahora desconocido. Dígale que es normal

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